ECLESIASTÉS: NUESTRO SIGNIFICADO PARA LA VIDA
- Dep. Comunicaciones
- 30 dic 2022
- 5 Min. de lectura
Devocional para el viernes 30 de diciembre, 2022
Eclesiastés es uno de esos libros que, entendidos fuera de contexto, harán que el lector nunca más regrese a él. La visión de la vida que se nos relata en él se torna en la mayoría de las ocasiones fatalista, y hasta un poco deprimente. Escuchar al rey Salomón hablar de la vida bajo el sol como vanidad y aflicción de espíritu, y hallar junto a él que no hay nada nuevo debajo del sol, si no es entendido correctamente, puede llevarnos a pensar que no hay en esta vida otra meta o propósito que el de disfrutar de algunos placeres momentáneos y esperar con resignación el día final. Pero gracias a Dios, este no es el final de nuestra vida, ni de Eclesiastés. La exhortación del autor es: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre. Es precisamente en Dios y en nuestro Salvador Jesucristo que encontramos el verdadero significado de la vida. Solo en Él, todos los hastíos de vivir en este mundo son transformados por la gloriosa luz que Él trae a nosotros cuando le recibimos como Señor y Salvador. Es solo viviendo en esa luz, que podemos decir como el apóstol: por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en angustias, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
- Antonio Corrales
Matutina Eclesiastés 1:1-18
1 Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén.
2 Vanidad de vanidades dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.»
3 ¿Qué provecho obtiene el hombre de todo el trabajo con que se afana debajo del sol?
4 Generación va y generación viene, pero la tierra siempre permanece.
5 Sale el sol y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta.
6 El viento sopla hacia el sur, luego gira hacia el norte; y girando sin cesar, de nuevo vuelve el viento a sus giros.
7 Todos los ríos van al mar, pero el mar no se llena. Al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.
8 Todas las cosas son fatigosas, más de lo que el hombre puede expresar. Nunca se sacia el ojo de ver ni el oído de oír.
9 “¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará, pues nada hay nuevo debajo del sol.
10 ¿Acaso hay algo de que se pueda decir: «He aquí esto es nuevo»? Ya aconteció en los siglos que nos han precedido.
11 No queda memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que ha de suceder quedará memoria en los que vengan después.
12 Yo, el Predicador, fui rey sobre Israel en Jerusalén.
13 Me entregué de corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.
14 Miré todas las obras que se hacen debajo del sol, y vi que todo ello es vanidad y aflicción de espíritu.
15 Lo torcido no se puede enderezar, y con lo incompleto no puede contarse.
16 Hablé yo en mi corazón, diciendo: «He aquí, yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría más que todos mis predecesores en Jerusalén, y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia.
17 De corazón me dediqué a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos. Y supe que aun esto era aflicción de espíritu,
18 Pues en la mucha sabiduría hay mucho sufrimiento; y quien añade ciencia, añade dolor.
RVR1995
Meridiana Salmo 57
1Ten misericordia de mí, Dios, ten misericordia de mí, porque en ti ha confiado mi alma y en la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos. 2 Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece. 3 Él enviará desde los cielos y me salvará de la infamia del que me acosa. Selah Dios enviará su misericordia y su verdad.
4 Mi vida está entre leones; estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas; sus dientes son lanzas y saetas, y su lengua, espada aguda.
5 ¡Exaltado seas, Dios, ¡sobre los cielos! ¡Sobre toda la tierra sea tu gloria!
6 Red han armado a mis pasos; se ha abatido mi alma; hoyo han cavado delante de mí; en medio de él han caído ellos mismos. Selah
7 Listo está mi corazón, Dios, mi corazón está dispuesto; cantaré y entonaré salmos. 8 ¡Despierta, alma mía! ¡Despertad, salterio y arpa! ¡Me levantaré de mañana! 9 Te alabaré entre los pueblos, Señor; cantaré de ti entre las naciones, 10 porque grande hasta los cielos es tu misericordia y hasta las nubes tu verdad.
11 ¡Exaltado seas, Dios, ¡sobre los cielos! ¡Sobre toda la tierra sea tu gloria! RVR1995
Vespertina Eclesiastés 12:8-14
8 «¡Vanidad de vanidades dijo el Predicador—todo es vanidad!»
9 Cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo. Escuchó, escudriñó y compuso muchos proverbios.
10 Procuró el Predicador hallar palabras agradables y escribir rectamente palabras de verdad.
11 Las palabras de los sabios son como aguijones, y como clavos hincados las de los maestros de las congregaciones, pronunciadas por un pastor.
12 Ahora, hijo, a más de esto acepta ser amonestado. No tiene objeto escribir muchos libros; el mucho estudio es fatiga para el cuerpo. 13 El fin de todo el discurso que has oído es: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre.
14 Pues Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa oculta, sea buena o sea mala.
RVR1995
Guía de oración: [Cuba-San Germán] y [Perú-Tacna]
Año Bíblico: Apocalipsis 21 RVR1995
Alcance la santidad y la perfección
La meta final de la vida humana es la plena realización de los sueños del corazón.
La mayoría de los hombres siguen sus sueños y muchos, al final, terminan considerándose un fracaso por no haberlos alcanzado. Por el contrario, la meta final de la vida cristiana es la santidad y la perfección. Los estándares de Dios para el cristiano son altos. "Yo soy Jehová, vuestro Dios. Vosotros por tanto os santificaréis y seréis santos, porque yo soy santo. Lv.11:44.
Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Mt. 5:48. Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. He. 12:14".
Está claro que, si Dios nos pide algo, es porque cree se puede alcanzar.
El reto de este mes es:
Busque la ayuda del Espíritu Santo para que pueda alcanzar los estándares de Dios. Sin la ayuda del Espíritu Santo, no será posible.
Empiece a ceder el gobierno de su corazón a Cristo. Desplace el yo, el ego, y deje que Jesús sea quien gobierne su vida.
No se desaliente por los tropiezos, ellos muestran lo que todavía le falta.
Implemente acciones para superar las debilidades.
Confíe en todo momento en la gracia de Dios y diga: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
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